10.9.08

Conexiones neuronales, desconexiones sociales

Quien no lea todo el artículo titulado "La corteza cerebral masculina tiene más conexiones neuronales que la femenina", reciente titular de primera plana de uno de los periódicos de tirada nacional y noticia en casi todos los demás, creerá que la ciencia ha probado ¡por fin! la causa biológica de la superioridad numérica masculina en el repertorio de la genialidad cultural. Así se evidencia en los comentarios de los lectores a la versión digital de esta noticia. Pero la realidad cerebral es más complicada y desconocida, como reconocen los mismos autores del informe. En todo caso, cuando "llueve sobre mojado" es fácil quedarse sólo con el estribillo. Los estereotipos están aún muy afianzados y basta rascar un poco la superficie para que reaparezca el discurso sexista.
Menos del 5 % de artistas de la Sección de Arte Contemporáneo del Metropolitan Museum de Nueva York son mujeres pero el 85 % de los desnudos son femeninos ¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en los museos? El grupo de artistas feministas llamado Guerrilla Girls hacía en 1989 esta incisiva pregunta. En los últimos años, desde los estudios feministas se ha comenzado a recuperar las figuras de mujeres geniales, precursoras, pensadoras, activistas, artistas... Así, por ejemplo, a la filósofa renacentista Oliva Sabuco (Alcaraz, 1562)se le han dedicado varios estudios y una novela (1).
La situación actual del colectivo femenino nos enfrenta a dos tipos de problemas que han sido descritos por Nancy Fraser como déficit en el acceso a los recursos y dificultad en obtener reconocimiento. El acceso a los recursos todavía no es igualitario entre hombres y mujeres. De ahí la importancia de las políticas redistributivas y la discriminación positiva para la justicia social.
Los problemas del reconocimiento son hondos y complejos y no se solucionan sólo con políticas redistributivas. Todavía tenemos un déficit de respeto, dificultades para ser reconocidas en el trabajo, en la investigación, admitidas en jerarquías intelectuales como las Academias. Aún no existen genealogías femeninas: las mujeres artistas raramente se refieren a una mujer cuando hablan de sus maestros inspiradores. Cuando podamos decir, sin ninguna aclaración ad hoc, “mi maestra” y esto se entienda inmediatamente y quiera decir lo mismo que “mi maestro” (no el de la escuela primaria, sino "el sabio", "el genio"), estaremos más cerca de alcanzar la igualdad en el reconocimiento. Dicen ciertos estudios que, a nivel mundial, para la igualdad entre los sexos en el acceso a los recursos al ritmo actual faltan unos 400 años. Para el reconocimiento quizás falte aún más. Pero podemos y debemos contribuir a que, en este aspecto, las cosas también vayan cambiando. ¿Cómo? Una de las maneras, a nuestro alcance, es reflexionar más antes de atribuir el calificativo tan repetido de "genio". De esa manera, contribuiremos a reducir ese sexismo cotidiano que todas y todos tenemos interiorizado desde la infancia. Y estoy segura de que nos asombrará ver cuántas mujeres han sido y son creativas, inteligentes, geniales... sin ser reconocidas por ello.
(1) Entre los estudios más recientes sobre Oliva Sabuco: Rosalía Romero, Oliva Sabuco (1562-1620), Almud ed.-UCLM, 2008.
Ricardo González, El enigma Sabuco, Ricardo González ed., Albacete, 2005.
La novela: Virginia Ferrer,Recuerda Mundo. Novela Ecológica en la tierra de Oliva Sabuco, ed. Sirpus, Barcelona, 2008.