18.3.15

La violencia como reclamo publicitario
















Ahora que las estrellas de Hollywood han decidido boicotear a Dolce & Gabbana por rechazar la adopción de las parejas gays, me gustaría recordar un suceso que hace ocho años ya daba razones para no elegir esta marca. Una imagen publicitaria que lanzaron en 2007 sugería una violación colectiva  y generó una gran polémica. Algunos cibernautas la defendieron en nombre de la libertad de expresión. Con toda probabilidad, no habrían sido tan permisivos si se hubiera tratado de un reclamo con componentes racistas. A muchas personas todavía les cuesta detectar el sexismo.
La violación colectiva ha sido, desde tiempos remotos, una forma de castigo para mujeres que se separaban de las estrictas normas de conducta establecidas para el “segundo sexo”. Expresaba, también, el poder de las fratrías o pandillas masculinas. Así lo muestran numerosos estudios históricos y antropológicos. Lamentablemente, no es sólo algo del pasado y su banalización publicitaria no puede ser pasada por alto.
Un mejor conocimiento de los mecanismos de la opresión colectiva que afecta a los miembros de un determinado grupo permite agudizar la interpretación de los mensajes y proporciona sólidos argumentos  frente a un relativismo acrítico que en nombre de la libertad, refuerza las cadenas. No olvidemos que, como señaló con gran acierto Susan Brownmiller en Against our Will, la violación funciona como una forma de control social, ya que el miedo, desde pequeñas, nos enseña que nuestro desplazamiento por el espacio público tiene restricciones:  a ciertas horas, es necesario evitar ciertos lugares si no queremos tener disgustos. En sus análisis de los distintos tipos de opresión, Iris M. Young, advierte que la violencia, como una de las caras de la opresión, no sólo está presente como agresión física directa, sino que los miembros del grupo oprimido la experimentan en el temor incrustado en sus cuerpos. Saben que están en el punto de mira de esa violencia que puede desatarse en el momento más inesperado porque está siempre latente. ¿Tienen además que soportar que se impulse como reclamo comercial?
Los célebres modistos terminaron por retirar aquel anuncio frente a las críticas del Instituto de la Mujer y de los Verdes, no sin antes comentar desdeñosamente que España se había "quedado un poco atrás", cuando en realidad se trataba del fenómeno contrario, es decir, de una sociedad que había tomado conciencia de la violencia contra las mujeres como un problema social. 
Parece que  Domenico Dolce y Stefano Gabbana se han reconciliado ahora con el mundo ibérico. Su fascinación por la violencia patriarcal les ha llevado a elegir el mundo de la tauromaquia para su campaña primavera-verano 2015. ¡Esto sí que les parece moderno!

2.3.15

Género y Ecología en diálogo interdisciplinar






 

El viernes pasado tuve el gusto de presentar, junto con tres de sus co-autores, Ecología y Género en diálogo interdisciplinar, una obra que he coordinado y que acaba de ser publicada por Plaza y Valdés Editores. La presentamos en la Meta Librería de Madrid, una librería dedicada a la filosofía y el ensayo. Intervinieron Concha Roldán, co-directora de la colección Moral, Ciencia y Sociedad de Plaza y Valdés Editores y directora del Instituto de Filosofía del CSIC, Margarita Pintos, presidenta de ADIM y Teo Sanz, catedrático de la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Association International de la Critique Littéraire. Este libro, como su título indica pone en relación dos temáticas que no suelen ir unidas. ¿Por qué unirlas? Varias son las  razones. La igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la construcción de una cultura de la sostenibilidad y de un modelo de desarrollo realmente sostenible ocupan un lugar central entre los retos pendientes del siglo XXI. Así lo reconocía su inclusión entre los Objetivos del Milenio. Por otro lado, como ya en 1995 señalaba la Declaración final de la Conferencia de la Mujer de Pekín, la degradación del medio ambiente y los desastres “naturales” asociados a ella repercuten negativamente en toda la población pero especialmente en las niñas y mujeres de todas las edades de las zonas rurales en los países empobrecidos  ya que aumentan la cantidad de trabajo no remunerado necesario para la supervivencia de la comunidad. La crisis ecológica dificulta y multiplica las tareas que  recaen sobre las mujeres, dada la tradicional división sexual del trabajo.

 Otra de las razones de la vinculación de ambas temáticas es la particular vulnerabilidad del cuerpo de las mujeres a los tóxicos ambientales, sustancias que, según numerosas investigaciones médicas,  actúan como disruptores endocrinos responsables del incremento de graves enfermedades ginecológicas . Sin embargo, la relación en esta obra no se limita a estos problemas específicos. La idea rectora que lo preside es que los instrumentos conceptuales desarrollados en la Ética ecológica y en los Estudios Feministas, de las Mujeres y de Género pueden potenciarse mutuamente.  Así,  hemos buscado combinar la fuerza analítica de las nociones de ambos campos para realizar un análisis crítico de la desigualdad de género y de las formas destructivas de relación con la naturaleza que están vinculadas a ella. Durante siglos, la mayor parte de las culturas conocidas han identificado a las mujeres con la Naturaleza y han establecido un orden jerarquizado por sexos en el que el colectivo femenino quedaba, salvo raras excepciones, excluido de las instancias de decisión políticas, económicas y religiosas, así como de los ámbitos de la filosofía, la ciencia y el arte. Esta marginación, además de ser injusta con la mitad de los seres humanos, estableció una rígida polarización por la que ciertos papeles, trabajos, aptitudes y actitudes emocionales fueron considerados masculinos y superiores mientras que los concebidos como femeninos eran vistos como subsidiarios e inferiores. Esta clasificación jerarquizada, en ocasiones explícita, y, en todo caso, siempre presente,  se convirtió en hegemónica a pesar de que, sin las devaluadas labores y atenciones afectivas adscritas a lo femenino, las tareas consagradas como masculinas, y hasta la vida humana misma, habrían sido imposibles.

Independientemente de los intensos debates aún no clausurados que generaron las tesis de las éticas del cuidado y a pesar de sus graves problemas y deficiencias, es posible afirmar que abrieron un amplio campo de comprensión con respecto a ciertas prácticas tradicionalmente femeninas que, en el marco contemporáneo, pueden ser vinculadas a la preocupación medioambiental y universalizadas como potencialidades propias de todo ser  humano. 

Este libro no expresa un único punto de vista que sería representativo de la totalidad de sus participantes, sino que, por el contrario, presenta una diversidad de planteamientos Se divide en tres grandes partes: Cuerpos, Territorios y Resistencias. Las dos primeras aluden a los espacios en los que Naturaleza y Cultura mantienen complejas relaciones que, desgraciadamente, tienden a ser de dominio, explotación y devastación por la conjunción de antiguos paradigmas dualistas de fuerte signo patriarcal y nuevos modelos de la globalización neoliberal que se han construido sobre ellos.  La tercera reúne estudios sobre algunas de las formas de la resistencia frente a la destrucción de la Naturaleza que es un proceso que amenaza las bases de la vida en la Tierra.

 Espero que las distintas investigaciones reunidas  en él inspiren y ayuden a desarrollar más estudios integradores de las perspectivas feminista y ecológica y sugieran prácticas y políticas que no instrumentalicen ni marginen a las mujeres debido a intereses particulares o en nombre de la ecología y del bien común, sino que las reconozcan como nuevos sujetos emergentes que reclaman el cumplimiento efectivo de las llamadas tres generaciones de derechos humanos y que aportan formas de pensamiento y praxis innovadoras y valiosas para una cultura de la sostenibilidad y la igualdad. 
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Datos sobre distribución, aquí

¿Nos vemos  en las próximas presentaciones?
    Valladolid:  Facultad de Derecho y Librería a pie de página: viernes 6 de marzo (se presenta junto con la novela de temática ecológica Beatriz y la loba, de Concha López Llamas)
   Madrid: Librería de Mujeres: viernes 13 de marzo