22.12.15

Sufragistas: recuperando la historia de las mujeres



La lucha de las sufragistas para obtener el voto y otros derechos civiles y políticos transformó las democracias modernas. Sin embargo, su inclusión en los libros de Historia sigue siendo, en gran medida, una asignatura pendiente. Más grande aún, si cabe, es su invisibilización en las narrativas cinematográficas.
Fui a ver Sufragistas (Suffragettes, Gran Bretaña, 2015) con el temor de encontrar un producto comercial estereotipado y salí, obviando algún pequeño detalle, con la convicción de haber disfrutado de una película de calidad, bien documentada, una obra con esa factura británica que tanto se agradece en unas pantallas invadidas por un cine de masas destinado a acabar con cualquier pensamiento crítico. ¡No dejéis de ir a verla!
La  directora, Sarah Gavron, y la guionista, Abi Morgan, han elegido narrar un fragmento crucial de la gesta del movimiento sufragista desde la vivencia de una joven trabajadora de una lavandería. 
Tal elección supone una apuesta por mostrar a este movimiento desde una clase social que era minoritaria entre sus miembros.  Este ángulo de visión original tiene dos virtudes. Por un lado, ofrece una vivencia íntima de las duras condiciones de vida de las trabajadoras en su doble experiencia de explotación laboral capitalista y dominación patriarcal que incluía la total indefensión frente al acoso sexual en el trabajo. Por otro, constituye una respuesta a cierta devaluada imagen del sufragismo forjada por el  socialismo marxista que aconsejó a las obreras no participar en la lucha sufragista, calificada de “burguesa”, asegurándoles que ellas no tenían ningún interés en común con las mujeres de clase media, que los problemas de “la condición femenina” se solucionarían por sí solos tras la revolución proletaria y que debían postergar la reivindicación de sus derechos porque había otra lucha más importante. Un momento particularmente interesante del film recoge algo de estas objeciones en el diálogo entre la protagonista y el inspector de policía, personaje con matices al estilo del mejor cine europeo. 
Aunque cree en la justicia de los objetivos de las sufragistas, c
umpliendo su labor de representante de la ley vigente, el inspector trata de que la joven abandone la causa, presentándose  él también como proveniente de la clase trabajadora y afirmando, que para las dirigentesella no es más que un peón del tablero. Os dejo descubrir por vosotrxas mismxs, en el cine, el final de esta sugerente escena.
La película evoca la sororidad entre las mujeres pero también la incomprensión y el rechazo que sufren, por parte de familiares, compañeras y compañeros de trabajo, vecinos y medios de comunicación,  por haber accedido a un nuevo nivel de conciencia, una experiencia que conocen bien quienes abrazan las buenas causas que aún no son reconocidas como tales.
El estreno de Sufragistas es algo que debemos celebrar. Como señalaba la crítica de cine Pilar Aguilar en las redes sociales, incluso en el caso de que le encontremos algún aspecto mejorable, es necesario ir a verla y llevar a mucha gente para que la industria cinematográfica tome nota de que estos relatos nos interesan, que ya es hora de dejar atrás una ficción que sólo muestra historias protagonizadas por varones.
Sufragistas se cierra con unos breves minutos de filmaciones de la época. Confieso que me emocionó muchísimo ver a cientos de  mujeres desfilando, unidas por esa sororidad feminista  que es esperanza de otro mundo posible. ¡Descubramos su historia y prosigamos su lucha!