¿Qué es el ecofeminismo y en qué medida puede decirse
que se trata de una utopía? No me refiero al sentido vulgar de “utopía”, como
una mera fantasía, como un absurdo que contradice las normas lógicas o las
dinámicas psicológicas o materiales de la humanidad. En este primer sentido, se
ha considerado al ecofeminismo y a otras teorías emancipatorias como sueños de
ingenuos optimistas que no han comprendido que el hombre es un lobo para el
hombre (el homo homini lupus de la reformulación hobbesiana del
pesimismo antropológico) y que todo lo real es racional (según la
interpretación hegeliana más conservadora). Pero, contestaría una ecofeminista:
¿Quién es el hombre? ¿Cómo es el lobo? ¿A qué llamamos razón?
En el sentido inaugurado por Tomás Moro en 1516, utopía
es un mundo mejor que aún no ha tenido lugar (ou-topos), que aún no se
ha concretado en la realidad, pero podría llegar a hacerlo un día.
Funciona como un
horizonte regulativo hacia el que dirigir nuestros pasos con esperanza.
Configura una cartografía de lo posible que, como es evidente, posee capital
importancia desde el punto de vista de la Filosofía Moral y Política y de la
vida cotidiana.
Los autores de mundos perfectos critican con agudeza
la enorme desigualdad en el acceso a los bienes y al poder que afectan a
las sociedades en que viven, la irracionalidad de múltiples costumbres y
aspectos de la organización política y religiosa, pero no suelen alcanzar a ver
la injusticia de la subordinación de las mujeres. Así, aunque con sus
relatos sobre la vida de los pueblos indígenas, los viajeros del Renacimiento
recrearon el mito de una edad de oro en total armonía, su visión del mundo
perfecto no altera la estructura patriarcal. En Mundus novus (1503), Américo
Vespucio muestra comunidades que no conocen ni el poder de los gobernantes ni la
propiedad privada. La libertad de la que disfrutan se manifiesta, entre otros
aspectos, en que pueden poseer muchas
esposas. Utopía (1516) de Tomás
Moro tampoco desafía el orden familiar y social que subordinaba a las mujeres, por
el contrario, incluye rituales simbólicos que lo ratifican. En La
Ciudad del Sol (1602) de Tomás Campanella,
las mujeres son parte de los bienes comunes y su función es la reproductiva
hasta el punto de que las estériles reciben menor consideración que las
fértiles.
La utopía feminista se distingue de
las demás utopías en el rechazo de la jerarquía entre los sexos y en la
propuesta de la androginia o de una organización social que no se ciña a los
roles de género tradicionales. Entre las novelas más conocidas de este carácter
encontramos The Left Hand of Darkness (1969) (La mano izquierda
de la oscuridad) de Ursula Le Guin (1) o de The Female Man, de
Johanna Russ (1975) (El hombre hembra). Un esbozo de teoría utópica
feminista se encuentra en el último capítulo de la Dialéctica del sexo
de Shulamith Firestone.
El ecofeminismo es la utopía de las utopías ya
que busca una sociedad que supere todas las dominaciones, incluyendo las de
sexo, clase, raza, opción sexual, especie y cualquier otra diferencia que sea
utilizada para legitimar la injusticia y la opresión. El objetivo más profundo de la
filosofía ecofeminista es una redefinición del ser humano concomitante con una
redefinición de los demás seres vivos con los que habita la Tierra.
(Puedes leer mi artículo completo en La utopía, motor de la Historia (Juan José Tamayo, dir., ed. Fundación Ramón Areces, 2017. Este libro puede consultarse en el siguiente enlace.