8.12.17

Jean d'Ormesson, el aristócrata que abrió la Académie Française a las escritoras



Esta semana nos ha dejado un escritor extraordinario: Jean d'Ormesson. Si queréis disfrutar de la Literatura con mayúsculas, no dejéis de leer su novela "Au plaisir de Dieu" (publicada en español: "Por capricho de Dios"). Es un relato apasionante de la decadencia de una familia de la nobleza francesa a la que el propio D'Ormesson pertenecía y que conocía y analizaba a la perfección. A través de las vivencias de los personajes, recorre la historia del siglo XX vista por un grupo social en vías de desaparición. La fineza de la mirada de d'Ormesson procura un gran placer y permite una comprensión de los acontecimientos desde una perspectiva poco común.
 En este video de dos minutos de duración, cuenta la resistencia de la Académie Française a aceptar mujeres en su seno y cómo logró que Marguerite Yourcenar se convirtiera en la primera académica. Preocupado por la posibilidad de ser considerado poco objetivo, asegura que no fue ni por amistad, ya que no la conocía, ni "por feminismo", sólo por admiración a la autora de Memorias de Adriano. El "Immortel", como se denominan los miembros de la Académie, consideraba una injusticia que ni Madame du Laffayette ni Madame du Deffand hubieran entrado en ella.  En 350 años no se había permitido que accediera ni una sola mujer. 
Adieu Jean d'Ormesson, chevalier des Lettres, féministe malgré lui!

25.11.17

Violencia de género



Artemisia Gentileschi: Susanna e i vecchioni (1649)
El concepto de violencia de género ha sido forjado para subrayar el carácter estructural,  ideológico y aprendido (y por lo tanto, susceptible de ser transformado) de las innumerables violencias sufridas por las mujeres en todo el mundo, incluso en las democracias más avanzadas. La violencia de género es violencia patriarcal que se apoya en la desigualdad entre hombres y mujeres en el acceso a los recursos y en un rango simbólico de lo femenino más bajo que el masculino. Para comprenderla en profundidad, es indispensable atender tanto a la realidad económica de desigualdad entre los sexos como a los elementos simbólicos que invisibilizan y reproducen la sujeción de las mujeres. Como ha mostrado el feminismo, este es el suelo del que surge la violencia y sin su desmantelamiento no hay lugar para la esperanza de crear una cultura de respeto, libertad y paz.
Los modelos explicativos de la violencia contra las mujeres han ido evolucionando desde una perspectiva que sólo veía individuos perturbados a otra de carácter comprehensivo, que atiende a numerosos factores causales combinados. Como bien ha sostenido Nancy Fraser,  solucionar el problema de la desigualdad requiere tanto políticas de redistribución (que inciden en lo económico), como  políticas de reconocimiento (que operan en el ámbito de lo simbólico).
En las sociedades occidentales, nos hallamos actualmente en un proceso de cambio a nivel social e institucional por el que rechazamos conductas antiguamente aceptadas, al menos en ciertas condiciones, como el llamado “maltrato” (un término que me parece demasiado leve)  (recordemos, a modo de ejemplo, la comedia de Shakespeare "La fierecilla domada” para constatar el papel legitimador, en tantas ocasiones, de la literatura y las artes con respecto a la violencia de género), la violación (si la víctima no era una mujer "honesta" o si se arriesgaba a salir sola al espacio público en horas inconvenientes) y el acoso sexual (justificado como respuesta lógica a las maniobras de seducción femenina).
Hablar de violencia de género es pensar a hombres y mujeres de manera relacional y como fruto de un proceso dialéctico en el que puede, y debe, intervenir la razón crítica como mediación liberadora;  es  abrir la puerta a la ética y a la filosofía política para comprender y transformar una realidad en la que, todavía demasiado a menudo, la violencia tiene la última palabra.

10.11.17

Agenda de las Mujeres 2018

Ya tengo en mis manos La Agenda de las Mujeres 2018. Este año dedicado a las Amigas. La Librería de Mujeres recuerda con ella a Elena Lasheras, su alma mater. También festeja su 40 Aniversario. Como a otras autoras feministas, me pidieron un pequeño texto para sus páginas. Os dejo un fragmento de lo que he escrito para ella:
"¿Qué sería de nosotras sin las amigas? Una amiga proporciona la base emocional para construir el nosotras feminista. La Filosofía Antigua ya mostraba que la amistad es fuente inagotable de energía y que su pérdida deja un gran vacío.  Aristóteles presentó la amistad (philia) como una parte muy importante de la felicidad (eudaimonía). Epicuro vio en ella el mayor de los placeres, aún más sustantivo que el obtenido en la filosofía, ya que la consideraba indispensable para el desarrollo personal. A lo largo de la Historia, la mirada androcéntrica ha privilegiado la atención en los lazos de camaradería, benevolencia y afecto que pueden unir a dos varones. La amistad entre mujeres no ha sido objeto de tanta reflexión ni alabanza" (...)

Os animo a haceros con esta agenda, llena de hermosas ilustraciones, y así continuar leyendo mi contribución y las de Nuria Capdevila-Argüelles, Rosa Cobo, Ana de Miguel, Arantxa Hernández Piñeiro, Laura Freixas, Marcela Lagarde,Raquel Osborne, Luisa Posada Kubissa, Victoria Sendón de León, Amelia Valcarcel y Nuria Varela; todas escribiendo sobre la amistad entre mujeres.
La podéis encontrar en muchas librerías y, por supuesto, en la que la edita: Librería Mujeres C/San Cristóbal 17, 28012 Madrid.     libreriamujeres@unapalabraotra.org   www.libreriamujeres.com

22.10.17

Nuevas formas de desigualdad: el alquiler de úteros como extractivismo

Forêt exotique, Douanier Rousseau, (hacia 1900)



El término  extractivismo remite a una economía de extracción y exportación de los bienes naturales del Sur global hacia el mercado mundial. Es una antigua práctica colonial que hoy en día adquiere proporciones colosales y devastadoras con la megaminería a cielo abierto que envenena la tierra y los ríos, las plantaciones de soja transgénica fumigadas con glifosato y otras actividades antiecológicas y despiadadas con las y los trabajadores y los animales. Ahora ha entrado también en los cuerpos para extraer criaturas humanas. 
Sostengo que el alquiler de úteros es una forma de extractivismo reproductivo. Aprovecha una situación de extrema necesidad de amplias capas de la población en determinados países, escudándose en una supuesta voluntad libre de la mujer contratada para gestar, y se basa en el concurso de los gobiernos, utilizando, como en la exportación de bienes y recursos de países empobrecidos,  los limbos jurídicos o una legislación que le es abiertamente favorable. Puede verse un paralelismo entre  el alquiler de úteros y una forma de agroextractivismo que se ha dado en llamar agricultura por contrato, una forma de explotación en alza en los países del Sur. En este modelo, los agricultores no venden sus tierras sino que las alquilan junto con su trabajo, corriendo con los riesgos de la producción y recibiendo de las empresas multinacionales contratantes los insumos técnicos y el conocimiento de su uso. Se trata de una producción  intensiva que es presentada por sus como como una relación win win, es decir, una relación en la que todos salen ganando: (la agricultura por contrato) “es esencialmente un acuerdo entre partes desiguales: empresas, agencias gubernamentales o empresarios individuales por una parte y agricultores económicamente más débiles por otra. Sin embargo, es un enfoque que puede contribuir a aumentar los ingresos de los agricultores y a generar mayor rentabilidad para los patrocinadores" (1).  Se aplica a los cultivos y también a la producción de desdichados animales de granja.  Todo se hace siguiendo las instrucciones correspondientes a la tecnología suministrada.  Si el producto final es defectuoso, la empresa no lo compra, de la misma manera que las criaturas que nacen con problemas no son aceptadas en un contrato de alquiler de úteros. 
Desde una mirada ecofeminista, tenemos que ser conscientes de que las nuevas tecnologías que en tantos aspectos mejoran nuestras vidas, también permiten profundizar la colonización de los cuerpos en la búsqueda insaciable del beneficio económico. Lo que se aplica primero a los animales, comienza a ser aplicado a los humanos, particularmente a los más pobres porque el reconocimiento de la individualidad y la igualdad depende de las relaciones de poder existentes.  Mientras que los defensores de los animales y particularmente algunas teóricas ecofeministas, en un esfuerzo por elevar el nivel ético de la humanidad y mejorar las condiciones de vida de seres sintientes reducidos a “cosas”, denuncian  los efectos devastadores de la explotación en los cuerpos de las hembras no humanas en la ganadería industrial (soledad, sufrimiento, inmovilización, mastitis, acortamiento de la vida, infecciones continuas, envío al matadero en cuanto se reduce la fertilidad…), los defensores del alquiler de úteros o “maternidad subrogada” se esfuerzan en ocultar los efectos negativos sobre las humanas, rebajando las consideraciones éticas por conveniencia personal e insensibilidad hacia la Otra de países lejanos. Los deseos propios son elevados al rango de derechos y se ignoran los derechos de la Otra, reducida a vasija. Se habla de contrato, consentimiento libre, altruismo,  “indemnización por las molestias”… pero no de las peligrosas dosis de hormonas que la madre subrogada debe recibir para que el embrión se fije, ni de la dilatación artificial del cuello de su útero para poder introducir el embrión con una jeringa. El proceso es idéntico en la producción industrial de terneros e implica riesgo de hemorragias. Nada se suele decir sobre la alta posibilidad de embarazo de gemelos por implantación de numerosos embriones para maximizar la eficacia (3 máximos en EEUU, 7 en India, número ilimitado ofrecido en algunos portales de agencias de maternidad subrogada). Se corre un tupido velo sobre el hecho de que generalmente es practicada una cesárea y que quedan cicatrices en el útero y en el abdomen. Se silencia el aumento del riesgo por los embarazos sucesivos. Por supuesto, tampoco se menciona el microquimerismo fetal, fenómeno poco conocido.
Como ha señalado el manifiesto No somos Vasijas, la llamada "maternidad subrogada" constituye un retorno a un antiguo concepto de la mujer como recipiente pasivo que alimenta la semilla paterna. En la actualidad, la sujeción se halla escondida bajo el discurso de la autonomía y de la libre elección propio de lo que he llamado “patriarcado de consentimiento” (2). Es necesario pensar el alquiler de úteros en el marco de las conexiones entre la tecnociencia, que nació de la voluntad de dominio de la Naturaleza y la violencia y el expolio ejercidos sobre los países del  llamado Sur. Que las mujeres que alquilan sus vientres con grave perjuicio para su salud  pertenezcan o bien a clases desfavorecidas del Norte (caso de algunos estados de EEUU) o a los países del Sur global señala los límites de la libre elección. La "maternidad subrogada" se muestra, así, como una forma del extractivismo devastador, como un elemento más de esa constante transferencia de bienes del Sur al Norte, de ese flujo de mercancías que profundiza y perpetúa la desigualdad.



Acabas de leer un fragmento de mi artículo “Nuevas formas de desigualdad en un mundo globalizado. El alquiler de úteros como extractivismo” publicado en la Revista Europea de Derechos fundamentales, nº 29, (2017), pp.165-184.  
Puedes acceder al texto completo con un clic aquí 

1.  C. Eaton y A. Shepherd, “Agricultura por contrato, Alianzas para el crecimiento”, Boletín de Servicios Agrícolas de la FAO, nº 145, 2002.     
 2.  A. Puleo, “Patriarcado”, en Cèlia Amorós (dir.), Diez palabras clave sobre Mujer, Ed. Verbo Divino, Estella, 1995, pp.21-54.