3.12.24

La discípula feminista de Darwin



Puesto que soy fiel a la idea de que una de las asignaturas pendientes de la igualdad es el reconocimiento de las mujeres en todos los ámbitos y que en el terreno intelectual el déficit en este reconocimiento es aún muy fuerte, me parece interesante recordar a una discípula crítica del naturalista inglés Charles Darwin. Pensadora, s
ufragista y reformadora social, Antoinette Brown Blackwell (1825-1921) escribió: "Había muchos hombres furiosos que se enfrentaron a mí y yo podía ver el destello de sus ojos desafiantes, pero por encima de mí y dentro de mí, había un espíritu más fuerte que todos ellos".  

A. Brown Blackwell estudió Literatura y Teología y después de algunos años de ser predicadora itinerante, en 1853 se convirtió en la primera mujer en ser ordenada ministra de la iglesia protestante en Estados Unidos.
Admiradora del autor de El origen de las especies, en 1869, le envió un ejemplar de su primera obra: Estudios de Ciencias Generales (Studies in General Science); libro que le agradeció Darwin con una carta en la que el encabezado ("Dear Sir") deja suponer que creyó que el autor era un hombre. 

Cuatro años después de que Darwin publicara El origen del hombre y la selección en relación al sexo (1871), Antoinette Brown Blackwell escribe Los sexos en la naturaleza (The Sexes Throughout Nature) obra en la que asume la teoría de Darwin pero señala la necesidad de aplicar la hipótesis de la selección natural también a las mujeres. Brown Blackwell argumentaba, con toda lógica, que si la evolución se produce por la competencia e interacción entre individuos, entonces su estudio no debía reducirse a los machos de la especie, dando por supuesto que el papel de las hembras era totalmente pasivo y ajeno a las dinámicas de transformación natural. Pero disculpaba al maestro, sosteniendo que la enormidad de la tarea emprendida le habría impedido atender a este aspecto.

 La aportación que esta autora hizo a la teoría de la evolución al señalar lo que llamaríamos hoy "sesgo de género" o "sesgo patriarcal" fue recogida y desarrollada por la sociobióloga Sarah Blaffer a finales del siglo XX. Blackwell y Blaffer mostraron que el feminismo era compatible con las ciencias naturales, a pesar de que éstas hayan sido utilizadas en tantas ocasiones para justificar jerarquías de sexo y raza.