4.9.11

Interesante relato de aventuras con mensaje




Este verano, durante mis vacaciones, he ido a ver la película recientemente estrenada El origen del planeta de los simios. Fue una agradable sorpresa encontrarme ante uno de esos casos en que el cine recupera la capacidad de divertir al gran público al tiempo que invita a la reflexión crítica. La ciencia ficción ha permitido a menudo imaginar mundos futuros o paralelos que mostraban nuestra realidad, o sus posibles derivas, bajo sus aspectos más siniestros. La novela de Ray Bradbury, Farenheit 451, llevada al cine por François Truffaut es un ejemplo ya clásico de esta creación de distopías. Su título aludía a la quema de libros en un futuro autoritario en que se perseguía a todo individuo que pretendiera pensar. Avatar de James Cameron es un ejemplo más reciente que denuncia la destrucción sistemática del mundo natural y de sus habitantes por un voraz proyecto imperialista de explotación de los recursos.
El origen del planeta de los simios se remonta a los acontecimientos ficcionales anteriores a los narrados por la célebre El planeta de los simios. Cuenta cómo se habría producido el declive de nuestra especie debido a irresponsables decisiones en el ámbito de la tecnociencia. Pero, fundamentalmente, es un alegato contra las formas inhumanas con que se trata actualmente a nuestros parientes más próximos: los grandes simios. Es la historia de su rebelión. Por su crítica al antropocentrismo (prejuicio de especie que considera que sólo lo humano _anthropos_ es valioso y digno de respeto) ha sido muy bien recibida por asociaciones y activistas que defienden a los animales y por el co-fundador del Proyecto Gran Simio, el bioético Peter Singer, que se refirió a ella en el artículo de significativo título "Un planeta para todos los simios".
Con voluntad ética, Rupert Wyatt, el director, utilizó sólo actores humanos gracias a la tecnología de captación facial, evitando así la actuación forzada de animales durante la filmación, algo que habría sido contradictorio con el mensaje que se proponía transmitir. La historia pertenece al ámbito de la ficción pero se basa en muchos conocimientos actuales sobre los grandes simios. Y es aquí donde la mirada feminista nos lleva a descubrir un incómodo sesgo de género en esta película tan innovadora en su mensaje de igualdad más allá de la especie. Podemos decir que construye una genealogía masculina interespecies particularmente sorprendente en un campo en el que las primatólogas han sido y son fundamentales. Recordemos a Dian Fossey, asesinada por su defensa de los gorilas, a Biruté Galdikas, dedicada toda su vida a los orangutanes de Borneo, o a Jane Goodall que transformó radicalmente la concepción del hombre como único homo faber a partir de su estudio de los chimpancés y dirige una fundación internacional de enorme importancia en este tema.
En El origen del planeta de los simios no hay misoginia, pero se mantienen los estereotipos. Se detecta androcentrismo (prejuicio de sexo que lleva a otorgar valor superior a los varones _ andros_ y a lo que se considera masculino). Así, las figuras principales del film son masculinas: el joven científico protagonista, héroe solitario que lucha por devolver la salud a su padre, y César, el chimpancé que reclama dignidad y libertad. En un plano muy secundario, perfectamente prescindible para el desarrollo de la historia, encontramos las figuras femeninas de la madre chimpancé y de la veterinaria que colabora discretamente según el modelo de la esposa-compañera de la Reforma protestante. Ellos _hombres y simios, buenos o malvados_ son los únicos verdaderos protagonistas. La lucha por la dignidad aparece como asunto a dilucidar entre machos que luchan o se reconocen finalmente como iguales. No es el único rasgo convencional en esta producción que se apoya en esquemas cinematográficos habituales pero sí uno que nos interesa destacar porque muestra un imaginario trans-específico que se está configurando en los mismos moldes androcéntricos que forjaron la Historia de la humanidad que nos enseñaron.
Os animo, sin embargo, a ir a ver esta película porque es un agradable relato de aventuras que contiene un original mensaje crítico hacia la arrogancia antropocéntrica. Total, ya sabemos que nunca podemos ir al cine sin nuestras reveladoras "gafas de género" que nos permiten descubrir tantas cosas.

Bajo estas lineas, las primatólogas y apasionadas defensoras de los grandes simios:
Jane Goodall, Biruté Galdikas y Dian Fossey