26.1.25

Virginia Woolf y los caminos del feminismo

 

Virginia Woolf (1882-1941) fue una gran novelista con prosa de gran calidad poética y también nos legó dos magníficos ensayos feministas: Una habitación propia y Tres guineas, ambos de lectura ineludible. El primero, alude a la necesidad de tener tiempo, respeto y espacios propios para el pensamiento y la creación. El segundo, es un breve pero profundo análisis sobre la disyuntiva de las mujeres en un siglo que vivía la segunda de las dos guerras mundiales que tuvieron lugar en él: integrarse plenamente en la sociedad y la civilización existentes o marginarse porque conducen a los conflictos bélicos.

Tres guineas, obra comenzada en 1932 y publicada en 1938, es decir, casi 10 años después de Un cuarto propio, es un ensayo estructurado en torno a la pregunta de un abogado londinense: "¿Cómo podemos evitar la guerra?", y a la petición de este mismo abogado de una contribución económica para una asociación en pro de la libertad intelectual y contra la guerra de la que era tesorero honorífico. Al adoptar forma epistolar, la obra pone al lector/a en una posición activa. Como interlocutoras directas de la autora, nos obliga a reflexionar con ella y a responder a las preguntas que ésta formula.

¿Automarginación o asimilación?, ¿igualdad o diferencia?, ¿dualismo diferencialista o incorporación crítica? ¿Cuál es la actitud correcta de las pensadoras y, en general, de toda mujer contemporánea? Por no estar atada a ninguna ortodoxia prefijada, Tres guineas explora múltiples direcciones de pensamiento, invitando a que reflexionemos sin dogmas. El lado oscuro de esta fértil multiplicidad podría ser el peligro de la incoherencia. Pero, dada la índole fundamentalmente literaria del quehacer de Woolf _auténtica prosa poética_, debe concedérsele la licencia poética de apuntar a la totalidad sin una resolución sistemática de sus contradicciones ni un programa orientado a la eficacia. La extraordinaria fuerza de las imágenes del patriarcado ofrecidas por V. Woolf en Tres guineas me hace pensar en el poeta vidente de Rimbaud, mirada alucinada pero certera sobre la realidad.  

Tres guineas

La libertad del arte, tan reivindicada por el círculo de Bloomsbury al que Woolf perteneciera, da en Tres guineas sus frutos conceptuales en una pluralidad de caminos para la reflexión de los que yo destacaría lo siguiente: las mujeres no somos lo Otro de la Razón y de la Cultura pero éstas han de ser reexaminadas para purificarlas del sesgo masculino resultante de una larga historia de exclusión. La imagen que Woolf da de la sociedad patriarcal contemporánea se presenta ante nuestra conciencia como la invitación ineludible a una reflexión que, aunque opte por la incorporación al mundo de lo público, no pierda la oportunidad de realizar una aportación transformadora, lo cual, a mi juicio, implica el doble movimiento de reivindicar derechos y acceso a bienes y oportunidades y, al mismo tiempo, examinar, críticar y redefinir selectivamente, conceptos e instituciones descubriendo su sesgo androcéntrico gracias a una lente feminista inmune al conformismo, una lente como la de Virginia Woolf con su pregunta acerca de cómo podemos construir otra sociedad y evitar la guerra.

 

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